viernes, 21 de mayo de 2010

Mariachis y música balcánica

Cuando me enteré de que mis amados Mariachi El Bronx venían a España pensé que sería un concierto por todo lo alto; no fue hasta que compré la entrada cuando me percaté de que ellos solo eran los teloneros (algo inexplicable para mí porque son un grupo más que consolidado). Pero mi pena no duró mucho, porque pronto me di cuenta que el artista principal era ¡Gogol Bordello!! aquel rumano loco del que hablé en la entrada de “Gypsy music” hace casi un año.

Hoy después de casi 3 meses con la entrada, ha llegado el esperado día, y vengo con tal emoción que no sé si con palabras voy ser capaz de transmitirla.

Para quien no lo sepa, Mariachi El Bronx es el proyecto paralelo de un grupo de punk californiano (uno de mis favoritos) llamado The Bronx.
Resultaba curioso verlos con pantalones mariachis, tan bajos y caídos como si unos Dickies de skater se tratase.

En su primera visita a España, y con un sonido profesional como The Bronx, han estado genial y han hecho todo lo posible para animar a un público que alucinaba un poco con una banda de mariachis, y que estaba a medio llegar.

Me ha dado mucha penita, porque creo que ellos se merecen su propio concierto y no ser teloneros de nadie, por mucho que me mole Gogol, aún así he cantado todas y cada una de las canciones.

Ha sido con “Sleepwalkin”, en el momento en que los instrumentos han parado y Matt Caughthran ha continuado con su voz ronca, de manera que casi parecía que te estaba cantando solo a ti, cuando el corazón se me ha puesto en un puño.

Y luego ha llegado él, Gogol Bordello, o lo que es lo mismo, el bigote mas sexy del mundo, con una estética más “homeless “ que nunca, y acompañado por 7 músicos (entre ellos un batería con una práctica falda escocesa) y una corista que mas que bailar parecía que estaba practicando kickboxing.

Divertido, espasmódico y sobre todo agitador de masas, Eugene Hutz, el líder de Gogol B, no ha parado ni un momento durante las casi dos horas de concierto; y tampoco ha dejado que su público lo hiciese.

Mira que no me gusta bailar, pero Gogol B, tiene un don especial para hacer imposible que no tengas ganas de saltar como un demente. Ha habido momentos en los que tocaban tan rápido, que aquello parecía un concierto de grindcore. No me extrañaría que al señor que llevan tocando el violín, cualquier día le reviente el marcapasos.

Con “Start wearing purple” la euforia era tal que parecía que la sala fuera a venirse abajo.

El sonido de Gogol Bordello me resulta un poco música de/para borrachos, ideal para bailar con un mini de cerveza en la mano.

Para cerrar, han acabado el concierto por todo lo alto, con la gente bien sudada y agotada de tanto bailar, y su percusionista haciendo surf en un mar de manos, con su bombo como tabla.

Me lo he pasado como nunca, he bailado, cantado, desgañitado, y llegado a la conclusión de que en Gogol B. están todos zumbados. Definitivamente, la próxima repito.

1 comentario:

  1. Gran crítica,como siempre. Felicidades y suerte con tus nuevos proyectos!

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